lunes, 7 de febrero de 2022

Quien nace soldado, muere soldado


Seguramente resulte difícil entender esta expresión a quien desconoce la vida castrense e incluso a aquellos que, habiéndola conocido, no la han vivido en plenitud.

Seguramente resulte difícil entender esta expresión a quien desconoce la vida castrense e incluso a aquellos que, habiéndola conocido, no la han vivido en plenitud.


El militar nace, como tal, cuando besa la Bandera como símbolo del juramento que le compromete a entregar hasta la última gota de su sangre, si ello fuera preciso, por la defensa de España.
Este juramento de fidelidad a su Patria, que marca toda su vida porque el compromiso que implica no se extingue con la jubilación, se sustenta en cuatro principios básicos: el amor a España, el honor, la disciplina y el valor que, gracias a una firme vocación, permiten vivir la profesión militar con una entrega plena.
Inculcados por sus compañeros de armas más veteranos, estos valores se van forjando día a día en el soldado. Así, la honrada ambición, el amor al servicio, la íntima satisfacción del deber cumplido, el deseo de ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga, el amor a la responsabilidad,…. configuran el estilo de vida del militar.
El paso a la situación de retirado desliga, administrativamente, al militar de su condición pero, en ningún caso, la jubilación borra el espíritu que tantos años de profesión le han infundido.
En un mundo cada vez más tecnificado, que ensalza la juventud como valor preferente, tendemos a arrinconar e ignorar a aquellos que la edad retira, signo inequívoco de una sociedad desagradecida. Pero quien tenga la ocasión de mirar a los ojos a un militar retirado podrá observar con nitidez que, digan lo que digan los años, su corazón no se jubila nunca, siempre se sentirá soldado de primera línea, siempre dispuesto al sacrificio, siempre con la mochila llena de experiencias enriquecedoras para aquel que le quiera escuchar.
A buen seguro, muchos jubilados de otras profesiones se pueden ver también reflejados en este aforismo «quien nace soldado, muere soldado» adaptándolo a la que fue su experiencia de vida. Porque vivir una profesión arraigada en solidos valores morales y con una plena entrega al servicio de España y de los españoles, no es algo exclusivo del militar.
La prisa, que inexorablemente nos empuja en todas las facetas de nuestra vida, unida a una cierta soberbia que caracteriza al que piensa que jamás va a envejecer, nos impiden dedicar una parte de nuestro tiempo a escuchar , con el ritmo pausado que ello requiere, lo que la experiencia de nuestros mayores nos puede transmitir.
No desaprovechemos esa experiencia; no seamos ingratos; busquemos el tiempo y el espacio para honrarles haciendo que se sientan en vanguardia mientras las fuerzas les acompañen. Porque sus opiniones, sus críticas, sus vivencias son un patrimonio extraordinario para la sociedad, pues brotan de un profundo amor a España que les acompañará hasta el día que Dios les llame a su lado. Ese día, como soldados de España, querrán que su cuerpo sea cubierto con la Bandera que un día besaron y a la que sirvieron hasta el último aliento.
  • Jesús M. Prieto Mateos es secretario de la asociación profesional militar Tercios Viejos españoles

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