sábado, 16 de abril de 2022

Defensa restituye la memoria del «héroe» Lois.


El soldado de Infantería de Marina que perdió su calle en la base naval será recordado con otra vía en Ferrol.

La tripulación al completo del crucero «Baleares», en la cubierta en 1936
La tripulación al completo del crucero «Baleares», en la cubierta en 1936 FOTO: LA RAZÓN LA RAZÓN

El Ministerio de Defensa, que eliminó del Arsenal de Ferrol una calle dedicada a Manuel Lois, restituye ahora la figura del soldado de Infantería de Marina con una vía en entre los Jardines de Herrera y el antiguo edificio de la Capitanía General en la localidad gallega, ambos dependientes de Defensa.

Así consta en una resolución fechada el lunes que publicó ayer el Boletín Oficial del Ministerio de Defensa con firma de su titular, Margarita Robles. Una decisión que llega después de otra disposición del 17 de marzo que cambió la denominación de ocho calles y una plaza de la base naval ferrolana, entre ellas la dedicada a Manuel Lois. Se adoptó así un ajuste acorde con la denuncia de una plataforma de militares «antifranquistas» que defendían la aplicación de la Ley de Memoria Histórica en las denominaciones otorgadas durante el franquismo en el recinto castrense. Pero, según ha sabido este diario, «la presión de muchos que se oponían a la medida y de algún mando militar ha tenido efecto» en el viraje de Defensa ante la «indignación» que había causado el gesto de «ostracismo» hacia quien es considerado un símbolo en la historia de la Armada.

Manuel Lois García
Manuel Lois García FOTO: LA RAZÓN LA RAZÓN

El propio ministerio alude brevemente en la resolución hecha pública ayer a la gesta de Manuel Lois, aunque sin nombrar al «Baleares», el barco en el que servía el joven cuando encontró la muerte. Así, cita cómo «fue llamado a filas el 13 de agosto de 1936 para formar parte del grupo de fuerzas de Infantería de Marina en Ferrol», con las que «durante el transcurso de un combate naval, a bordo del buque en el que se encontraba embarcado, y ante el peligro causado por uno de los impactos recibidos, Lois se prestó voluntario para lanzar por la borda, con sus propias manos, un proyectil iluminante que se encontraba envuelto en llamas y que ponía en grave riesgo a sus compañeros. Este acto heroico le causó gravísimas quemaduras que le costaron la vida la noche siguiente. En la misma enfermería del barco se le impuso la Medalla Naval y, posteriormente, se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando. Su cadáver fue desembarcado en Cádiz con los máximos honores militares y en la actualidad yace en el cementerio de su localidad natal, siendo Hijo Predilecto de Ordes y de la provincia de La Coruña».

Continúa el texto explicando que «el edificio de Capitanía General en Ferrol albergó desde su construcción en 1765 la sede del mando del departamento y, luego, Zona Marítima del Cantábrico. El 1 de septiembre de 1858 fue declarado palacio. Aledaño a él, y desde 1885 se encuentran los Jardines de Herrera, de los que es titular el Estado (ramo de Defensa), estando abiertos habitualmente al uso público».

«Consecuentemente», concluye Defensa, «procede dar el nombre del soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García al vial existente entre los Jardines de Herrera y el antiguo edificio de Capitanía General en Ferrol, como héroe del glorioso Cuerpo de Infantería de Marina, cuyo lema, “Valientes por tierra y por mar”, tan fielmente supo encarnar».

El “Baleares” fue botado en Ferrol el 20 de abril de 1932
El “Baleares” fue botado en Ferrol el 20 de abril de 1932 FOTO: LA RAZÓN LA RAZÓN

El dictamen, que es oficial hoy, permite que ya no sea necesario entrar en la cercana base naval para toparse con el recuerdo del infante Lois, pues su memoria será honrada a partir de ahora en la vía pública, junto al monumento a Churruca, heroico brigadier de la Armada española que murió al mando del «San Juan Nepomuceno» en Trafalgar, combatiendo contra seis navíos ingleses a la vez.

Aquellos compañeros de tripulación a los que salvó Manuel Lois disfrutaron de una breve tregua. En marzo de 1938, el «Baleares» fue hundido durante la batalla del cabo de Palos, torpedeado por destructores de la Armada republicana. En concreto fue el «Lepanto» el que acertó no una, sino dos veces, contra el buque. Los destructores ingleses «HMS Boreas» «HMS Kempenfelt» acudieron para intentar ayudar al salvamento de los náufragos. Rescataron a 435 hombres, pero desaparecieron 786. Durante la operación, aviones republicanos bombardearon a los buques ingleses, causándoles un muerto y cuatro heridos en el «Boreas».

Muere Fermín Garcés, el primer héroe ciudadano en la lucha contra ETA que quiso ser guardia civil.



Se enfrentó al comando que asesinó al primer agente, José Antonio Pardines. Su labor fue clave para actuar contra los etarras que lo mataron. Cuando la Guardia Civil le preguntó cómo se lo podía agradecer, pidió entrar en el Cuerpo


Hay muchos que han sentido y sienten la pasión por el uniforme de la Guardia Civil. Pero, pocos que puedan contar que primero hicieron frente a ETA y luego cumplieron su sueño de incorporarse a la familia del Duque de Ahumada.

Fermín Garcés, que hoy nos ha dejado con 90 años, fue el primer civil que se enfrentó a un comando de ETA. Hace tres años estaba como un chiquillo con zapatos nuevos. En la explanada de la Dirección General de la Guardia Civil, con su bastón y su gorra, irradiando una sonrisa de serenidad, de tranquilidad, de felicidad. Se sentía el protagonista. Lo era. Iba a recibir la cruz al mérito de la Guardia Civil con distintivo rojo. Y estuvo con EL MUNDO.

Porque Fermín Garcés se convirtió en el primer ejemplo de la colaboración ciudadana en la lucha contra el terrorismo de ETA. «Hice lo que tenía que hacer. No lo tuve ni que pensar», apuntó entonces. Y eso que lo que tuvo que hacer fue ponerse delante de dos tipejos de la banda que acababan de cometer el primer asesinato de un guardia civil: ante quienes dispararon y mataron al agente José Antonio Pardines. Hablamos del año 1968, del 7 de junio.

Pero Fermín Garcés, lo recordaba con bastante precisión. Tanto como que, cuando ve la maqueta que reproduce ese primer atentado, en el museo de la Guardia Civil, es capaz de aclarar: «Aquel día llevaba una camisa de cuadros y no como la que me han recreado», apuntó simpático Garcés. En aquella conversación con EL MUNDO, Fermín recordó que ese día viajaba desde Francia con su camión hacia España. Se encontró con un control de carretera en Villabona (Guipúzcoa): allí había un guardia civil (hijo y y nieto de guardias civiles) que estaba revisando un vehículo en el que viajaban dos jóvenes. «Algo raro vio. La matrícula delantera y la trasera no coincidían», relató Garcés.

Uno de ellos disparó al guardia. «Yo pensé que había sido un ruido del motor, que se había averiado algo. Para rato me voy a imaginar que estaban matando al guardia, hasta que lo vi caer. Luego, ya en el suelo, le volvieron a disparar».

Y en ese momento es cuando la vida de este navarro cambió por completo. Porque, sin apenas reflexión, hizo lo que el instinto le dictó. Se fue a por los asesinos, que ya estaban moviendo el coche tratando de huir. «Agarré a uno de ellos por la ventanilla. Pero el otro sacó una pistola y me amenazó». En ese momento, los etarras salieron «a toda velocidad». «Me subí al primer coche que estaba en la fila del control. Había otros dos jóvenes. Les dije que siguieran a los asesinos. Fíjate, ni me di cuenta, y podían haber sido amigos de los que acababan de asesinar al guardia. Llegamos al punto donde estaba la pareja de Pardines, Félix de Diego Martínez, y le avisamos de lo ocurrido. Y seguimos al coche de los etarras hasta Tolosa. Vimos cómo se bajaban del vehículo y cogían otro a punta de pistola en su huida. Lo seguimos. Pudimos llamar desde Tolosa a la Guardia Civil de nuevo para darle la información de dónde estaba el comando que había asesinado al guardia».

Su información sobre Txabi Etxebarrieta e Iñaki Sarasqueta fue clave para la actuación policial inmediata contra el comando. El primero murió a las pocas horas durante un enfrentamiento a tiros con el Instituto Armado, en Tolosa, en el lugar donde Garcés había señalado. Sarasqueta fue detenido y condenado a pena de muerte, conmutada después por la de cadena perpetua. En 1977 abandonó la cárcel por la Ley de Amnistía. El compañero de Pardines aquel fatídico día fue asesinado por ETA en Irún, 11 años después, cuando ya estaba retirado.

Tras su actuación, fue recibido por los jefes de la Guardia Civil. En aquel momento, Fermín había decidido dejar el camión. Y allí mismo, en la Dirección General, ante la pregunta de cómo le podían recompensar, se dibujó su futuro. «Yo les dije que no hacía falta nada, que estaba orgulloso de lo que había hecho, que no lo hice para ganar nada… Pero también les indiqué que quería entrar en la Guardia Civil», recuerda sonriente. Se incorporó al Instituto Armado, al Parque Móvil, en Madrid, donde se dedicó desde entonces al mantenimiento de los vehículos del Instituto Armado. Pero la sombra de ETA le persiguió. No era objetivo directo pero le tocó, estando en la Dirección General, soportar otro atentado, en 1988. La banda colocó un coche bomba. Asesinó a un niño de dos años y a un trabajador de TVE. Fermín también estuvo allí. «No es miedo. No. Pero sí temor. Desde lo de Pardines, siempre ha estado esa acción en mi cabeza. Me costó conciliar el sueño con tranquilidad. Revivía el asesinato. Muchas veces, cuando estaba en el campo, solo, pensaba que podía llegar cualquiera y…».

Fermín fue a un sastre y se hizo un uniforme para, a los 87 años de edad, recibir esa condecoración -que ya le fue concedida en su día- con motivo del 75º aniversario del Servicio de Información de la Guardia Civil. «Estoy muy emocionado y muy contento. Me cambió la vida, sin duda. Pero si viviera lo mismo, creo que reaccionaría igual. Y estoy muy contento de que mi nieta Irene esté a punto de entrar en esta casa, en la Guardia Civil. Me llena de orgullo que siga mi estela».

Porque Fermín Garcés se ha convertido en el banderín, en el emblema para los agentes de la lucha contra el terrorismo. Este servicio estaba dedicado a acabar con ETA. Fue el primer héroe ciudadano en la lucha contra ETA.

Muere Fermín Garcés, el primer héroe ciudadano en la lucha contra ETA que quiso ser guardia civil | España (elmundo.es)






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