Buen ambiente y camaradería a raudales. Estos serán sin duda los ingredientes de la comida que la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Málaga (calle duquesa de Parcent, 15) celebrará mañana viernes. Sin duda, un encuentro emotivo que contará, como ya es habitual, con la presencia de destacadas personalidades de la vida malagueña, entre ellas el presidente de honor del PP malagueño, Joaquín Ramírez, un icono para los conservadores de la provincia. Para conocer la dimensión moral de Ramírez, baste las manifestaciones del director de AD, Armando Robles: “Joaquín es un monumento al tesón y al compromiso ético con los valores eternos. Su nombre debería estar en el frontispicio del edificio de la dignidad humana. Es de los políticos que más he admirado y valorado”.
No podemos ignorar a dos de los factotum de la entidad legionaria malagueña: su vicepresidente Pepe Cobo y Enrique Guerrero, responsable de las relaciones institucionales, dos personajes acrisolados por un permanente compromiso ético con los valores que subliman la condición humana. Y es precisamente la sublimidad humana lo que distingue de otros colectivos a los caballeros legionarios, cuyo compromiso ético con España y con las mejores causas, le convierten en una de las instituciones militares más prestigiosas del mundo. Y es al hablar de La Legión que tengamos que hablar de Málaga. La Legión y Málaga conforman un ejemplar binomio, como ayer se puso de manifiesto al calor de los recuerdos y al dictado del pasado legionario de muchos de los comensales.
Durante este entrañable encuentro percibimos lo evidente. Pasan los años, se envilece todo, y La Legión nos sigue mudando de barrio durante unas horas. Si quisiéramos aprender de ellos, de los que por ser legionarios de raza no dejarán nunca de ser personas cabales y españoles decentes, su ejemplo serviría para reorientar nuestras pobres vidas, en muchos casos egoístas y vacías, hacia fórmulas morales que pudieran resumirse en el elogio de la lealtad y el compañerismo como linimentos para la musculatura social española. También nos podrían proyectar su luz sobre los adecuados lugares, en ellos comunes, a los que sería aconsejable enviar a muchos de nuestros jóvenes, o sobre la conveniencia de hacer del compañerismo y la recta disciplina una saludable forma de vida.
Debemos agradecer a la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios que todos sus actos sean señal de fe, de corazones enteros, de hombres cabales.
Los organizadores del encuentro gastronómico esperan que esta nueva actividad sirva para unir más si cabe los lazos entre La Legión y la sociedad civil malagueña.
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