viernes, 2 de septiembre de 2022

Rengel y Vera: «Ofrecemos a la Patrona preciosas petaladas llenas de historias».



«Las flores que adornaron la iglesia en la Misa funeral del periodista Antonio Guadamuro nos las cedieron para las petaladas de ese año a la Patrona» recuerdan, entre otras muchas anécdotas, Lola Rengel y Mª Carmen Vera, miembros de la Asociación Cultural Cofrades Malagueños, que se acercan a los micrófonos de COPE MÁLAGA. Aquí pueden escuchar el podcast.




jueves, 25 de agosto de 2022

1300 años del aniversario de la batalla de Covadonga el 24 de agosto de 722, mandando las huestes cristianas Don Pelayo.



1.300 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE COVADONGA.


Desde Iniciativa 2028 defendemos nuestra envidiable y envidiada historia, en este caso por el 1.300 Aniversario de la Batalla de Covadonga. Nos oponemos a los populistas que pretendan tapar, manipular o robar nuestra historia. Por ello reconocemos el premio y el discurso de la Presidenta Ayuso.

PREMIADA EN LA CONVOCATORIA 1.300 ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE COVADONGA

Asturias concede la Medalla del Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, por la labor realizada en la lucha contra la pandemia.

Se celebra un acto en la Real casa de correos y le hace entrega de la medalla una delegación asturiana encabezada por Francisco de Borbón , duque de Sevilla.

DISCURSO DE LA PRESIDENTA ISABEL DÍAZ AYUSO

<<En un chiste de Mingote en ABC, un nieto le preguntaba a su abuelo: «Abuelo, ¿te preocupa que yo no sepa quién fue don Pelayo?», y el abuelo le contestaba con cariño: «No, hijo, lo que me preocupa es que no sepas quién eres tú».

Esta es la razón última de estudiar Historia, no solo en el colegio, sino durante toda la vida: saber quién es uno, de dónde se viene y adónde se puede ir. Y no es casualidad que los totalitarios procedan desde el primer momento a silenciar y manipular la Historia.

Que el Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias tenga a bien conmemorar el 1.300 aniversario de la Batalla de Covadonga, y que se acuerde de mí para hacerlo, entregándome además esta medalla, es un honor y una responsabilidad.

Esta responsabilidad la ejercerá mi Gobierno aplicando todas las mejoras necesarias, dentro de sus competencias, para contrarrestar en lo posible el daño causado por la postergación de la Historia de España, y los mismos conceptos de España y la Hispanidad, en los planes de estudio del Gobierno de Sánchez. Para que los jóvenes que estudien en la Comunidad de Madrid sí puedan saber quiénes son.

Conmemoramos en este acto la Batalla de Covadonga, que Claudio Sánchez Albornoz situó, por primera vez, en el 722, hace ahora 1.300 años. La batalla que, según nuestra Historia, mezclada en este caso con la tradición, frenó la invasión musulmana del 711 y dio comienzo a la Reconquista.

La “Reconquista” no debería ser un término cualquiera para un español, pero tampoco para ningún europeo.

Un historiador tan moderno como egregio, catedrático de instituto y académico, Antonio Domínguez Ortiz, decía que la romanización y la reconquista constituyeron, respectivamente, la base de nuestra unidad nacional y el generador de la individualidad hispánica. Nada menos.
La Reconquista no se parece a nada que haya ocurrido en ninguna otra nación del mundo. Durante casi ocho siglos, España luchó por seguir siendo Europea, Occidental y libre. ¿Qué otra nación del mundo ha sido sometida en un proceso semejante de conquista e islamización y se puede llamar hoy “Occidente”? Esta unicidad de España tuvo unas consecuencias que alimentaron las raíces más profundas del ser hispánico, que nos permitió dar al mundo algunos de los mejores frutos de la Historia.

Desde muy pronto, tras la hazaña de don Pelayo y los suyos, caló el sentimiento de la llamada «España perdida». No me canso de repetir el término «España» pese a los que niegan que España ya existiera entonces. No es cierto lo que dicen.

Un siglo antes de la Batalla de Covadonga, uno de los mayores sabios de la Historia de la Humanidad, cuya estatua nos recibe aquí cerca, en las escaleras de entrada a la Biblioteca Nacional, San Isidoro de Sevilla, ya escribía:  «De todas las tierras que se extienden desde el mar de Occidente hasta la India tu eres la más hermosa. ¡Sacra y venturosa España, madre de príncipes y de pueblos!». El germen de esta España libre es lo que hoy conmemoramos aquí.

Como vemos, son muchas las lecciones de este momento crucial de nuestra Historia, que algunos quisieran, por desgracia, borrar.
Como explicó  Julián Marías, estos siglos de lucha también nos enseñaron a convivir con «el otro», a tratarlo como el enemigo invasor, sí, pero como persona. Cuando para el resto de europeos los musulmanes eran poco menos que unos seres monstruosos, para nosotros eran los que vivían junto a nosotros en nuestra “España perdida”: con los que hacíamos la guerra, la paz, o el amor…

Este empeño histórico y esta vivencia humana que se dieron simultáneamente, nos permitieron nuestros mayores logros en la Historia, casi incomprensibles para muchos:

– El Camino De Santiago, que es la gran vía europea de fe y cultura, aún viva.
– La Escuela de Traductores de Toledo, que recuperó la herencia de los clásicos greco-latinos, preparando así el terreno para nuestro Siglo de Oro y el del resto de Europa.
– Las primeras Cortes de la Historia, en León, en 1188.
– El diseño de la Diplomacia Moderna, junto con el Papado, en tiempos de los Reyes Católicos
– La elaboración de la primera doctrina moderna del llamado después Derecho Internacional y de la primera escuela de liberalismo, la Escuela de Salamanca.
– Los primeros Códigos de Derechos Humanos de la Historia: las Leyes de Burgos, y las posteriores Leyes de Indias.

Y nace el gran logro: la Hispanidad, que culminaría en la institución de los Virreinatos y del maravilloso Barroco Hispanoamericano.

Como ven, nada de esto podría haber ocurrido sin la hazaña de don Pelayo y la empresa a la que dio comienzo.

Ahora se entiende mejor el que esa “España perdida”, una España cristiana, europea, libre, fuera el referente de muchas generaciones consecutivas, y el germen de este espíritu español, que luego la Monarquía Hispánica haría universal.¿Cómo vamos a olvidarnos de todo esto? ¿Y por qué? ¿Quién gana y qué gana? Solo el resentimiento o la ignorancia más suicida pueden llevar a España, a Hispanoamérica, o a Europa entera, a olvidar o desconocer todo esto que hoy celebramos; precisamente en momentos tan terribles y decisivos.

Nuestra Historia común y única nos hace, nos enseña y nos llama, desde el pasado, a construir el futuro.

Mi responsabilidad hoy al recibir esta medalla era recordarla y, como responsable política, es mi deber garantizar que los niños y jóvenes de la Comunidad de Madrid reciban su herencia; y que esto sirva para inspirar al resto de España. Para que, luchando contra el olvido, el rencor y la desidia, recuperemos juntos la España perdida o en peligro de perderse.>>

 


Medalla del Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias a la Presidenta de la Comunidad de Madrid.

martes, 16 de agosto de 2022

Los diez días de la capitán García en Afganistán.


Sin apenas dormir, la uniformada participó en la misión de rescate a los ex colaboradores.


Capitán Amanda García Oliva


Hace ahora un año de aquella impactante imagen de decenas de personas corriendo detrás de un avión militar estadounidense para tratar de escapar de la barbarie del régimen talibán en Kabul. Algunos incluso se subieron al tren de aterrizaje en su intento desesperado por salir del país. Tan solo unas horas después, España ponía en marcha una ambiciosa operación de rescate para «no dejar a nadie atrás», tal y como anunció el presidente, Pedro Sánchez, y volvió a repetir el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, hace tan solo unos días tras la llegada de un nuevo avión con cerca de 300 colaboradores que todavía permanecían en el país. «Me llamaron por teléfono y me dijeron que necesitaban formar equipos mixtos por el tema religioso. Me preguntaron si tenía disposición para ir a Zaragoza ese mismo día con destino Dubái para evacuar a todo el personal posible». La que habla es la capitán Amanda García Oliva, destinada hace un año en el Ala 48 del Ejército del Aire. Atiende a LA RAZÓN por teléfono mientras prepara de nuevo su mochila para otra misión, en esta ocasión, Irak.

Entre el 17 y el 27 de agosto del verano pasado voló hasta diez veces, en vuelos que cubrían la ruta entre Madrid y Dubái, o entre Dubái y Kabul. Afirma que no había tiempo para el descanso, pero que el cuerpo apenas lo notaba. «Lo recuerdo con cierta melancolía porque es cierto que fue una misión difícil y complicada tanto físicamente, porque era una misión en la que estuvimos mucho tiempo despiertos y realizando muchos vuelos, como también psicológicamente. Lo volvería a hacer, sin ninguna duda».

La misión española logró sacar en un tiempo récord a más de 2.200 personas, muchas de ellas menores y mujeres. «Recuerdo cierta diferencia entre las miradas y los rostros de las primeras personas que sacamos de allí y los últimos». Los primeros –rememora– llegaban sin apenas equipaje, tan solo con lo puesto y eran, principalmente, los núcleos familiares cercanos. «Conforme iban pasando los vuelos, claro, las personas estaban más deterioradas porque estaban más cansadas, pero sí que es cierto que la gente se animaba a hablar más, las familias eras más grandes y llegaban con más equipaje».

Ya en el interior de los aviones, la capitán enfermero del cuerpo militar de Sanidad atendía a los ex colaboradores y sus familiares. «El personal que estaba en el aeropuerto ya nos los traía bastante filiados», explica. «Nos encontramos con muchas quemaduras, sobre todo en niños o bebés por su prolongada exposición al sol; deshidrataciones, ataques de ansiedad, gente que venía con alguna lesión previa...», enumera.

De aquellos días de tensión en el aeropuerto de Kabul –los talibanes dieron un ultimátum a los países occidentales y permitieron solo la entrada y salida de los aviones hasta finales del mes de agosto–, surgieron decenas de imágenes de la desesperación de la población que esperaba en las inmediaciones del aeropuerto internacional para poder salir. «Yo no estuve en la valla, solo en la pista. Allí la situación era de calma y orden porque nuestro personal y el los otros ejércitos iban filiando a su gente y ya solo entraban las familias que tenían plaza en el avión».

Un año después de aquella experiencia, la capitán Amanda García sigue recordando algunos de los rostros de las personas que rescataron durante aquellos frenéticos días. «Muchos no sabían, ni siquiera, a qué país volaban. Y los niños, me sorprendió la entereza con la que actuaron», recuerda. «Había una pareja –una mujer y un hombre– que viajaban con dos menores. El personal nos dijo que la mujer no estaba muy bien de la cabeza. Recuerdo que el bebé tenía la cara quemada. Ya en el interior del avión, la mujer dejó caer al bebé y se echó a dormir. Tras examinarlo y curarle las quemaduras, me llamó la atención la generosidad del resto de mujeres que viajaban en el avión porque compartieron lo poco que tenían con ellos y se hicieron cargo del bebé. Durante estos meses me he preguntado qué habrá sido del pequeño», dice. No en vano, la mayoría de los evacuados durante la misión española fueron familias cuya edad media se situaba en los 22 años y casi un 30% eran niños y niñas de 10 años o menos.

Esta madrileña de 41 años, acumula misiones en Afganistán, Líbano, Sigonella y Yibuti, entre otros destinos. De todas esas experiencias extrae algo para aplicar en la siguiente. «Todas las misiones te enseñan algo. Esa predisposición, por ejemplo, a salir de la noche a la mañana es, en parte, una consecuencia de mi labor en otras unidades, como en la UME donde recibes una llamada y en horas estás a kilómetros de tu casa, en un incendio». Su labor al frente de las Fuerzas Armadas es todo un orgullo para su familia, según explica, en una conversación con LA RAZÓN. Incapaz de permanecer en una oficina, reconoce que en su casa ya están acostumbrados a la peligrosidad de sus destinos. «Tengo una perrita que me espera en casa. Mis padres ya están habituados y mis hermanos cuentan mis historias, con orgullo», admite.

«Estamos para cuándo y dónde nos necesiten», destaca la capitán García Oliva, que el año pasado fue premiada por el ministerio de Defensa con el reconocimiento «Soldado Idoia Rodríguez», uno de los mayores baluartes a las mujeres en las Fuerzas Armadas.

sábado, 6 de agosto de 2022

UNAMU celebra la festividad de San Ignacio de Loyola.


La Unión de Milicias Universitarias de Málaga, con veteranos que realizaron esta desaparecida modalidad de servicio militar, homenajearon a su patrón


El pasado 29 de julio la Unión de Milicias Universitarias de Málaga (UNAMU) celebró la festividad de su patrono, San Ignacio de Loyola. Por este motivo tuvo lugar una misa y posteriormente una cena en la Casa Diocesana, junto al Seminario de Málaga, con la asistencia de socios, familiares y autoridades civiles y militares.

En el transcurso de esta celebración se otorgaron diplomas con motivo del 50 aniversario de la jura de bandera de los oficiales y suboficiales de esta antigua y recordada milicia. Además, se impusieron las becas universitarias a los socios de nuevo ingreso.

viernes, 5 de agosto de 2022

Juan Antonio Vicente: «D. Manuel Gámez fue un referente musical en Málaga y, para mí, fue como mi segundo padre».





Juan Antonio Vicente Téllez es el presidente de la Coral Santa María de la Victoria y explica, ante los micrófonos de COPE Málaga cómo nació esta institución musical y cómo es su vida en la actualidad. Aquí pueden escuchar el podcast.

viernes, 15 de julio de 2022

Japón después de Abe.

 


Abe supo leer el nuevo escenario geopolítico con una gran capacidad de anticipación. Ante el choque entre China y EEUU, propuso una reformulación de la política exterior y de seguridad niponas coherente con los valores democráticos y liberales de la sociedad japonesa, primero impuestos y luego plenamente asumidos.

JOSEP PIQUÉ |  14 de julio de 2022



Fila para atender el funeral por Shinzo Abe en el templo Zojoji, en Tokio (12 de julio de 2022). GETTY

La sociedad japonesa y la comunidad internacional se han visto fuertemente sacudidas por el asesinato de su ex primer ministro Shinzo Abe, mientras participaba en un acto de campaña electoral, aparentemente por un perturbado y vengativo “lobo solitario”. La conmoción ha venido acrecentada por la gran seguridad ciudadana que tiene Japón y por su legislación enormemente restringida para la tenencia de armas.


En cualquier caso, el impacto ha sido especialmente significativo por la personalidad y la acción política desarrollada por Abe como primer ministro en dos etapas. Una inicial, muy corta, y una segunda mucho más larga, que han hecho que su mandato conjunto haya sido el de mayor duración desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Pero más allá de la duración, conviene fijarse en el contenido y la concreción de sus políticas. Unas políticas centradas en dos ámbitos: la política exterior y de seguridad, por una parte, y la política económica, por otra.

En lo que se refiere a esta última, sus recetas son conocidas como Abenomics y constan de tres “flechas” o campos de actuación. La primera es una política monetaria ultra-expansiva, con instrucción clara al Banco de Japón, que pretendía salir de la espiral de deflación y estancamiento económico que aqueja al país desde la década de los noventa, desarrollando una política sobre toda la curva de tipos orientada a incrementar la demanda efectiva y mantener tipos de interés reales nulos o negativos. La segunda, una política fiscal “flexible” y contra-cíclica, con grandes estímulos a través del gasto público (acompañada de subida de impuestos indirectos) sin incrementar la deuda, ya de por sí enormemente elevada. Y la tercera, las reformas estructurales.

Reformas concretas, como reforzar el segundo aeropuerto internacional de Tokio para atraer turistas y negocios, cambiar el sistema de pensiones, reforzar la resiliencia del comercio de materias primas en un país altamente dependiente, o en el mercado laboral. En particular, facilitar la entrada de trabajadores extranjeros (en uno de los países más cerrados del mundo y étnicamente más homogéneos, producto de su insularidad y su historia) y la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, muy limitada por razones culturales.

«Japón sigue siendo un país con una tasa de participación femenina en el mercado laboral muy baja. No basta con la legislación, es necesario un cambio cultural muy profundo que requiere mucho tiempo»

Las dos primeras “flechas”, en tanto que políticas de demanda, son relativamente fáciles de implementar, sobre todo la primera. La tercera ha tenido resultados desiguales y concretamente Japón sigue siendo un país con una tasa de participación femenina en el mercado laboral muy baja. No basta con la legislación. Es necesario un cambio cultural muy profundo que requiere mucho tiempo.

Sin embargo, mucho más remarcables son sus logros económicos en las relaciones exteriores y que van ligadas a una nueva política exterior y de seguridad. Ahí la huella de Abe es mucho más profunda e indeleble.

El ejemplo paradigmático es el impulso al Tratado Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) de libre comercio e inversiones entre 12 países de ambas orillas, al margen de China e incorporando a Estados Unidos. Lamentablemente, Donald Trump decidió no ratificarlo, pero Abe persistió en llevarlo adelante con los otros diez y dejando la puerta abierta a una futura incorporación estadounidense. A ello hay que añadir la Asociación Económica Integral Regional o RCEP (otro acuerdo comercial, menos ambicioso, entre países asiáticos y que sí incluye a China y del que India se descolgó en el último momento). Una apuesta por la apertura económica y comercial, liderada por Japón y que conecta con la gran aportación geopolítica de Abe: el concepto del Indo-Pacífico Libre y Abierto, endosado rápidamente por EEUU, y que busca defender sociedades, economías y prácticas políticas abiertas, para hacer frente al crecientemente agresivo expansionismo de China. Abe supo leer prematuramente el desafío planteado por una China con la ambición de sustituir a mediados de este siglo a EEUU como la gran superpotencia global.

Ello le llevó a replantear y reforzar el QUAD (foro de diálogo entre EEUU, Japón, Australia e India) que, más allá de un foro político, es el embrión de una alianza más profunda que incluye el ámbito militar (con maniobras aeronavales conjuntas en el Índico) y que está formado por países que se sienten amenazados por la potencia de China (con la que Japón mantiene un contencioso territorial por las islas Senkaku en el mar de la China del Este).

«Abe complementó la pugna con Pekín con iniciativas de financiación de infraestructuras, sostenible, transparente y no coercitiva para contrarrestar la Nueva Ruta de la Seda china»

Al mismo tiempo, y con la misma lógica, potenció una relación cada vez más estrecha con India y Australia como dos polos esenciales para evitar un Indo-Pacífico dominado por la gran potencia asiática. Una pugna que se complementó con iniciativas de financiación de infraestructuras, sostenible, transparente y no coercitiva, precisamente para contrarrestar la estrategia china de penetración en todos los continentes y que conocemos como la Franja y la Ruta (la Nueva Ruta de la Seda).

Todo ello en un difícil equilibrio, intentando mantener relaciones fluidas con la propia China, con Corea del Sur (con el grave problema de las llamadas “mujeres de confort” durante la Segunda Guerra Mundial, agravado por su visita al Santuario Yasukuni, en el que reposan héroes militares considerados criminales de guerra por Seúl y la comunidad internacional) o con Rusia (con la que tiene el contencioso de las Islas Kuriles, ocupadas por la Unión Soviética aprovechando la rendición de Japón después de Hiroshima y Nagasaki).

‘Japón vuelve’

Pero el gran desafío de Abe fue transformar profundamente la política exterior en su vector de seguridad y defensa.

El gran escollo era de naturaleza jurídica y política, dada la Constitución pacifista impuesta por EEUU después de la derrota en 1945, por la que, en su artículo 9, limita las capacidades militares a las llamadas Fuerzas de Auto-Defensa, sin capacidades ofensivas y con la prohibición de tener armas nucleares en su territorio a pesar de las importantes bases militares estadounidenses en el mismo, en aplicación de la llamada Doctrina Yoshida, por la que se priorizó la recuperación económica (Japón sigue siendo la tercera economía del mundo y es una gran potencia tecnológica) y delegaba su seguridad en el “paraguas” nuclear (y convencional) de EEUU.

Abe planteó su reforma, algo hartamente complicado en un país pacifista aún traumatizado por el horror de las dos únicas bombas nuclearas usadas hasta el momento, y que hasta ahora no ha sido posible, aunque la amplia victoria del Partido Liberal Democrático (y del Komeito) en los últimos comicios puede ser una puerta abierta a tal modificación. El camino seguido, pragmáticamente, fue la “reinterpretación” de dicho artículo, ampliando la “auto-defensa” a la defensa de sus aliados si estos eran amenazados o atacados.

Para ello, puso en marcha el Consejo de Seguridad Nacional que, bajo su autoridad, coordinaba las tres armas y se dispuso a superar el tradicional 1% del PIB invertido en defensa, para equipararse a los parámetros de la Alianza Atlántica, llegando al equivalente al 2%. Ello implicaba capacidades en defensa antimisiles, aviones de caza de última generación o sistemas de detección por radar de alto alcance. Temas tabú hasta entonces.

«Aumentar el PIB invertido en defensa hasta el 2%, para equipararse a los parámetros de la Alianza Atlántica, implicaba capacidades en defensa antimisiles, aviones de caza de última generación o sistemas de detección por radar de alto alcance, temas tabú hasta entonces»

En definitiva, Japón tenía que asumir, para Abe, un papel mucho más proactivo y protagonista en su defensa y seguridad, en paralelo con un refuerzo de la alianza con EEUU, mediante el QUAD o la profundización de los acuerdos bilaterales (que podrían llegar a incluir en su caso la instalación disuasoria de armamento nuclear en su territorio).

Una de las frases preferidas de Abe era “Japan is back”. Japón vuelve. Y quiere dejar de ser solo una enorme potencia económica, sino un sujeto político reconocido, de la mano del refuerzo de sus capacidades militares y una política exterior mucho más asertiva que en el pasado.

Seguramente, Abe supo leer el nuevo escenario geopolítico con una gran capacidad de anticipación. Un mundo en el que reaparece un nuevo enfrentamiento bipolar (ahora entre EEUU y China), que le afecta muy directamente, y que requiere de una reformulación de los actores y el establecimiento de alianzas de amplio espectro, desde las económicas y comerciales a las militares. Una reformulación que Abe quería coherente con los valores democráticos y liberales de la sociedad japonesa, primero impuestos y luego plenamente asumidos. El claro alineamiento de Japón con Occidente en las respuestas a la agresión criminal e ilegal de Rusia a Ucrania es un buen ejemplo. Además, lanza un mensaje a China, en el sentido de comprometerse, de la mano de EEUU, con la protección de Taiwán ante una posible invasión por parte de la República Popular.

«La posición japonesa en la guerra de Ucrania lanza un mensaje a China, en el sentido de comprometerse, de la mano de EEUU, con la protección de Taiwán ante una posible invasión»

De ahí, también, su creciente implicación con Europa, tanto con la Unión Europea como con Reino Unido para que desempeñe un papel no solo en el ámbito atlántico, sino también en el nuevo “Gran Juego” que se desarrolla en el Indo-Pacífico. Mención especial merecen las dos visitas de Abe a España. La primera, en 2014, para “peregrinar” a Santiago de Compostela, con el presidente Mariano Rajoy, y la segunda, en 2018, para conmemorar el 150 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas y para la firma de un acuerdo de “Asociación Estratégica”.

Una implicación no solo, pues, en el campo económico y comercial, sino también en el de la seguridad colectiva.

En definitiva, Abe ha sido, sin duda y por derecho propio, el político japonés más importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Por su voluntad de reorientación estratégica, de transformación y de adaptación a un futuro distinto que vio antes que nadie.

Algunos le consideran un político nacionalista japonés. Y lo ha sido. Otros, como un político cercano a la ultra-derecha. No lo era. Era un hombre comprometido con su país y su tiempo y que utilizó el poder no para disfrutarlo, sino para ejercerlo para cambiar su país, pensando no solo en el corto plazo, sino con mentalidad estratégica y de largo plazo.

Merece ese reconocimiento y que descanse en paz.



miércoles, 13 de julio de 2022

¿QUÉ VAN A HACER LOS EJÉRCITOS CUANDO SE DESHONRE A SUS HÉROES? Rafael Dávila Álvarez.




¡Ay el Honor! Honor y valor son el barro con el que se construye al soldado. Se le destruye con un soplo de traición. Siempre es lo mismo entre los que hacen la guerra sin entender de virtud, sino de interés suyo y malvado.

El militar cuyo propio honor y espíritu no le estimulen a obrar siempre bien, vale muy poco para el servicio.

Así con esas estrellas guías de comportamiento entregaron su vida los soldados, y soldados eran todos los que con su virtud enriquecían a España y, aunque pobres, todo lo entregaban: el campesino, el embajador, el general o el recluta, el cardenal o el cura de la parroquia.

¡Ay España que traicionas a quienes te aman y abrazas a los que te traicionan!

Ya no es España, esa no es España, sino lo que los traidores quieren que sea. Por ahora mandan.

Los Ejércitos de España hablaron después de ver tantas vidas entregadas a cambio de nada. Se les debía todo y nada les fue dado. Una condecoración para el pecho, mejor para su tumba. Sin título heredado; que llegue el olvido una vez enterrado el héroe.

Laureados y Medallas Militares olvidados. El título se lo tragó la tumba, bajo la tierra húmeda. Inorgánico.

La Real y Militar Orden de San Fernando se muere —¿no ha muerto ya?— y no por la edad sino por la Ley. La matan por la espalda.

Una Orden cuya misión principal es conservar los historiales que custodia: los del valor y el honor. Son las virtudes por las que te examinan para entrar en ella, pero los examinadores ya no se atreven ni saben. Se murieron los héroes y se borraron sus nombres; nadie parece haber recibido la herencia.

Ya no queda ningún Laureado ni Medalla Militar con vida ni tampoco parece que haya nadie dispuesto a abrir un expediente. El heroísmo se lo otorgan otros.

Es misión de la Real y Militar Orden conservar su recuerdo y ejemplo. Todos estarán y deben estar presentes, siempre, en esa institución cuya misión no es solo administrativa sino mucho más importante: espiritual. Porque son los héroes de España, y España se debe a sus héroes, sin más, sin preguntar, sin analizar más allá del valor y el honor, lo que la historia concedió al que su vida como héroe le entregó.

Ahora se abre un gran interrogante. En la Guerra Civil se concedieron alrededor de 70 Laureadas Individuales y 1214 Medallas Militares Individuales. A esos números hay que sumar los de Laureadas y Medallas Militares Colectivas que lucen las banderas de las unidades que las obtuvieron, aunque muchas de ellas han desaparecido y, lo que aún es peor, sus historiales duermen en la oscuridad de la historia olvidada con alevosía.

¿Qué se va a hacer con esas banderas, con esos hombres, con esos héroes a los que la Ley -con vileza llamada Memoria Democrática-camino de aprobarse? ¿Tendremos que desenterrarlos, llevarlos a otras tierras, retirarles el honor y traicionar a la Historia?

Por la tibieza de muchos y la maldad de unos pocos, algunos uniformados, se han borrado nombres de héroes de las calles, de los Regimientos y retirado de las efemérides sus acciones ¿Por qué? ¿Qué calificación le da la ley a esos hechos? ¿Qué calificación le da la Asamblea de la Real y Militar Orden?

¿Habrá que destruir sus historiales? ¿Desprender de las banderas las corbatas Laureadas? ¿Borrar de la historia militar a miles de héroes?

Son cerca de dos mil expedientes de los héroes de España. ¿Qué va a pasar con ellos a raíz de la nueva ley camino de aprobación?

Guardo con fervor, como ejemplo y honor, con devoción, la Medalla Militar Individual de mi padre ganada en Ciempozuelos al frente de una Sección de Regulares, la unidad más condecorada del Ejército español.

Nunca me habló de aquello y tuve que enterarme de lo que protagonizó leyendo a hurtadillas su hoja de servicios. Nunca hablé con mi padre de la Guerra Civil porque me decía que aquello había que olvidarlo y seguir caminando. Pero yo leía su acción, con fervor, sin rencor, sin enemigo al que señalar porque una bala le llevó al depósito de cadáveres de donde un milagroso médico le recuperó.

No hay rencor en mis palabras. Ni siquiera para los que pretenden revivir aquello que nos ancló en el dolor y el enfrentamiento.

Si la historia se escribe o se relata con rencor, no es historia sino dolor. Y dolor es lo que siento al ver como un viento inoportuno, presagio de otros males, se levanta en España dejando al descubierto heridas pasadas.

Los campos, aquellos de la guerra, están ahora sobrecogedoramente solitarios. Allí han quedado los de un bando y los del otro. En el fondo eran los mismos, en un bando y en el otro.

Dejad que los héroes, de uno y otro lado, todos, permanezcan con honor y el merecido respeto; y se les recuerde sobre el campo de batalla. Allí estarán sus historiales, en la tierra ardiente que ahora brota de plenitud. No habrá ley que impida recordar lo que en esas soledades ocurrió. Soledades que nadie tiene derecho a emponzoñar.

«Espera, traidor, que no te valdrán trazas, estratagemas, embustes ni encantamientos para librarte de mis manos».

11 julio 2022

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)


viernes, 1 de julio de 2022

La relación bilateral con Estados Unidos y la Cumbre de la OTAN, por Josep Piqué.




                         Los presidentes Biden y Sánchez se dirigen a la rueda de prensa


La buena sintonía con EEUU es indispensable para España, pues refuerza su posición en ámbitos clave de su política exterior: la Unión Europea, América Latina y el Mediterráneo occidental.

JOSEP PIQUÉ |  1 de julio de 2022

La Cumbre de la OTAN en Madrid ha sido extremadamente importante, por el contenido y por el contexto geopolítico en el que se ha producido. La criminal agresión de Rusia a Ucrania ha propiciado lo que el presidente Joe Biden ha denominado la “otanización” de Europa y ha puesto de manifiesto que China no ha sido coherente con los principios básicos del Derecho Internacional, al no condenar y “comprender” la flagrante violación de la integridad territorial de un Estado independiente y soberano, mediante el uso injustificado de la fuerza.

Por ello, más allá de calificar a Rusia como la amenaza más significativa y directa a la seguridad de los aliados, y para la paz y la estabilidad del área euro-atlántica, el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN considera a China un desafío a nuestros valores e intereses y a nuestra seguridad. Son cambios sustanciales en relación al Concepto Estratégico anterior, cuando se consideraba a Rusia como un socio para la paz y la seguridad y no había ninguna mención a China.

En esa “otanización” de Europa cabe destacar la incorporación de dos países neutrales (por diferentes motivos y circunstancias) como Suecia y Finlandia, una vez levantado el veto de Turquía. Pero también el fortalecimiento de las capacidades militares de la Alianza y de la presencia estadounidense en Europa.

Otro asunto muy relevante abordado en Madrid es el relativo a la seguridad de 360º, tanto en lo que se refiere a los ámbitos (incluidos los relacionados con la “guerra híbrida” y las “zonas grises”, y el uso del espacio y el ciberespacio) como a la visión geográfica, incluyendo las amenazas crecientes que vienen no solo del Este, sino del llamado Flanco Sur. Dos de estos aspectos –el aumento de la presencia militar estadounidense en el continente europeo y las amenazas desde el Flanco Sur– enmarcan una nueva etapa en la relación bilateral entre España y Estados Unidos, una relación que ha pasado por diferentes intensidades y que es crucial para nuestro país. No solo se trata de la primera potencia del mundo, sino que EEUU es el principal inversor en España y principal destino en inversión directa de nuestras empresas. Los intercambios comerciales son muy importantes (unos 44.000 millones de euros anuales) y los flujos turísticos –más allá del impacto de la pandemia– son cada vez mayores, así como nuestros intercambios culturales o las relaciones científicas y tecnológicas.

«No solo se trata de la primera potencia del mundo, sino que EEUU es el principal inversor en España y principal destino en inversión directa de nuestras empresas»

Obviamente somos, como ha dicho el presidente Biden, un “socio indispensable” para la seguridad y la defensa, dada la estratégica importancia de las bases de Rota y Morón. Por todo ello, una estrecha relación bilateral en el ámbito político es muy deseable. Y, además, debemos ser conscientes que fortalece nuestro peso específico en la Unión Europea, desde una vocación atlántica reforzada con la salida de Reino Unido. También en América Latina, con una creciente influencia china que tanto España como EEUU tienen que tomarse muy en serio en una región tan vinculada a su vecino del Norte como a través de la Comunidad Iberoamericana, especialmente en el momento convulso que viven todos los países de la región. Y, desde luego, la relación bilateral es esencial para hacer valer nuestra posición en el Mediterráneo occidental. Basta mencionar nuestra relación con Marruecos o Argelia para ver la relevancia de una buena sintonía con EEUU.

En este sentido, el momento más alto de la relación bilateral fue a partir de 2001, cuando se firmó en Madrid por quien suscribe –entonces ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de José María Aznar– y la secretaria de Estado, Madeleine Albright, con la administración de Bill Clinton, la primera Declaración Conjunta entre ambos países. Nótese que se negoció con esa administración, pero fue asumida plenamente y profundizada por la administración de George W. Bush.

Tenía pues una profunda visión “bipartisana” por ambas partes, ya que el gobierno español compartió con el Partido Socialista, entonces en la oposición, toda la información y obtuvo su conformidad. La relación entre dos Estados soberanos e independientes no puede basarse en la coyuntura política ni en los vaivenes de la lógica y legítima alternancia de gobierno, sino que debe plantearse como una “política de Estado”, como lo es la política exterior. Sin consensos básicos en este terreno, la política exterior adolece de falta de credibilidad y deja de inspirar la confianza necesaria con los interlocutores.

Lamentablemente, ese consenso interno se perdió en 2004, cuando el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero retiró apresurada y unilateralmente las tropas españolas en Irak, a pesar de que no habían intervenido en la guerra y estaban bajo el paraguas de Naciones Unidas y, además, se permitió aconsejar al resto de aliados que hicieran lo mismo. Previamente, se produjo el famoso episodio cuando el entonces jefe de la oposición no se levantó en señal de respeto a la bandera estadounidense en el desfile militar del 12 de octubre en Madrid.

«La relación entre dos Estados soberanos e independientes no puede basarse en la coyuntura política ni en los vaivenes de la lógica y legítima alternancia de gobierno, sino que debe plantearse como una ‘política de Estado’»

Cabe decir que Rodríguez Zapatero, ya en calidad de expresidente del gobierno, ha seguido manifestando su animadversión hacia EEUU, apoyando a regímenes tan antinorteamericanos como Cuba o Venezuela o recomendando la necesidad de que Europa se uniera a China para hacer frente común a la hegemonía de nuestro principal aliado. Actitudes que no ayudan a generar de nuevo un clima de confianza mutua. Como tampoco ayuda el hecho de que miembros del actual gobierno de coalición sean claramente contrarios a la Alianza Atlántica y al propio EEUU. Todo esto se ha visto con meridiana claridad a raíz de la agresión rusa a Ucrania, culpabilizando a la OTAN y pidiendo una “paz” que no es otra cosa que una rendición de Ucrania y la cristalización de una situación de facto que premia la violación del Derecho Internacional y el uso injustificado de la fuerza militar para conseguir objetivos geopolíticos, posibilitando futuras agresiones.

Por ello, es remarcable que, en los márgenes de la Cumbre de Madrid, se haya firmado otra Declaración Conjunta que, recogiendo el espíritu y los objetivos de la de 2001, se haya adaptado a las nuevas circunstancias, aunque sin más concreciones que las relativas a la defensa. Es un mérito, sin duda, del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares. Se trata de una declaración que refuerza la respuesta multilateral ante el desafío de Rusia y muestra un firme apoyo a Ucrania, defiende un orden internacional basado en normas, comparte los objetivos de la Agenda 2030, y “anima” a China a cumplir sus compromisos en los organismos multilaterales, contribuir a la seguridad internacional y cooperar en la provisión de bienes públicos globales como el cambio climático, la biodiversidad y la igualdad de género.

La nueva declaración se propone intensificar la cooperación en seguridad, incluyendo la lucha antiterrorista, el narcotráfico y la trata de personas, así como la ciberseguridad y el ciberespacio. También promover una migración segura, ordenada y regular, tanto en América Latina como en el Norte de África, la lucha contra el cambio climático en el marco del Acuerdo de París, así como la mejora de la seguridad energética y del suministro de minerales críticos, promoviendo cadenas de suministro resilientes.

Asimismo, se pretende una mayor cooperación en el ámbito comercial (donde mantenemos aún algunas diferencias por los aranceles establecidos por la anterior administración estadounidense), fiscalidad empresarial (en el marco de la OCDE) y en el terreno digital, científico y tecnológico.

Finalmente, se promueve una mayor cooperación política, con consultas regulares entre el ministerio de Asuntos Exteriores y el Departamento de Estado, así como entre los dos gobiernos, en la perspectiva, además, de la próxima presidencia española del Consejo de la UE del segundo semestre de 2023. Objetivos muy generales todos ellos, pero que enmarcan una voluntad clara de colaboración y de mejora de la relación bilateral.

«La fiabilidad y la confianza cuestan mucho construirlas, pero perderlas puede ser muy rápido»

La declaración del 2001 era más concreta en algunos puntos (como los contactos entre presidentes, el intercambio de información, la actualización del Acuerdo de Extradición o la promoción de la enseñanza del inglés en España y del español en EEUU).Y dio lugar a la mejor relación bilateral que hayamos mantenido nunca. Hay que esperar que se recupere aquel nivel, aunque sea parcialmente.

En ambas declaraciones, los temas de defensa fueron cruciales, estableciéndose incluso en 2001 un Comité Bilateral de Defensa de Alto Nivel, en el marco de la revisión del Convenio de Cooperación de Defensa. Ahora se acuerda, de nuevo en ese marco, el establecimiento permanente de dos destructores estadounidenses adicionales (a los cuatro existentes) en la base de Rota, para el fortalecimiento del escudo antimisiles. Queda pendiente la aprobación parlamentaria. Los socios de gobierno y parlamentarios del Partido Socialista ya han anticipado su voto negativo. Afortunadamente, la oposición encabezada por el Partido Popular ya ha confirmado su voto favorable, en un claro ejercicio de responsabilidad y sentido de Estado.

Es cierto que en la fase final del gobierno de Rodríguez Zapatero se ofreció a EEUU aumentar la presencia militar en la base de Rota, y que hubo una cierta mejora durante el gobierno de Mariano Rajoy. Pero, el hecho de que llegara Donald Trump a la Casa Blanca no solo no ayudó sino que empeoró las cosas (con España y, en general, con los aliados occidentales).

La declaración bilateral de 2001 posibilitó que el primer viaje a Europa del nuevo presidente Bush empezara por España, en una visita bilateral de gran profundidad, algo que no había sucedido antes. Ahora se ha producido, por primera vez en las dos últimas décadas, en el marco multilateral de la Cumbre de la OTAN.

Vamos en la buena dirección. Ojalá se pueda ir más allá y el claro compromiso de España con la OTAN o el cambio repentino –poco explicado y pésimo en las formas– de la posición española sobre el Sáhara han podido contribuir a restablecer una mínima confianza. Pero la política exterior, la credibilidad y la confianza se construyen paso a paso, con perseverancia y coherencia. Para ello, debe consensuarse con el principal partido de la oposición y alternativa de gobierno, y en el marco del Parlamento.

Si no se hace así, todo podría resultar, de nuevo, un intento fallido. Y no nos lo podemos permitir. La fiabilidad y la confianza cuestan mucho construirlas, pero perderlas puede ser muy rápido. Que la Cumbre de la OTAN, organizativamente muy exitosa para España, no sea flor de un día. Deben mantenerse los compromisos asumidos de forma leal y firme, así debe exigírsele también a la alternativa de Gobierno. Sobre su posición, afortunadamente, no tengo la menor duda.

martes, 28 de junio de 2022

«Pepe Atencia siempre decía, la Virgen de la Victoria es de Málaga».


Ante el décimo aniversario del fallecimiento de Pepe Atencia, quien fuera Hermano Mayor de la Victoria durante un cuarto de siglo, Antonio Márquez invita a los micrófonos del podcast VICTORIA, GLORIA A TI a su sobrino, Pablo Atencia. Ambos repasan la historia de este cofrade inolvidable que afirmaba que la Virgen de la Victoria era de Málaga. Aquí puedes escuchar el podcast.

slide de imagenes

Eduardo Nieto: «Nunca olvidaré la emoción que viví la primera vez que salí en la procesión de la Patrona, en 1981».

VICTORIA, GLORIA A TI El fotógrafo Eduardo Nieto Cruz se acerca a los micrófonos de la Delegación de Medios de Comunicación de la Diócesis d...